miércoles, 19 de septiembre de 2012

Te he echado de menos, todo este tiempo.

Podrías ser mi palabra o mi casa, podrías ser mi promesa o mi lámpara para alumbrarme en malos o oscuros días, tal vez podrías ser mi fiel amigo el perro o mi pulsera para guardarte siempre de recuerdo si te vas, podrías ser el sol o la luna, la flor de los pétalos llamativos, la última llama de fuego, el refugio que siempre necesité, la esperanza que nunca se pierde, el coche que me guía, el juramento cumplido, la firme mirada, el ojo que lo ve todo, la voz que nunca se apaga. Pero no eres nada de eso, eres algo más poderoso, el ser más poderoso, al que nadie puede robar su don. El don de la amistad, mi querida amiga, que aunque me cueste admitirlo, te quiero.

Pequeña gigante, eres mis ojos cuando no veo, mi nariz cuando pierdo el olfato, mis oídos más finos cuando no quiero o no puedo escuchar, el tacto que me falta cuando no sé tocar, el sabor cuando no sé cómo poder degustar. Eres todos y cada uno de mis sentidos cariño, eres mi latido.

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