De pequeña era más fácil lograr belleza, pues con una corona y un tutú éramos los más guapos de la historia de nuestra princesa favorita. Ahora en cambio, nos estancamos y vivimos intentando lograr ser lo que un día conseguimos.
Seamos realistas; Jamás volveremos a vestirnos con tutús y coronas.
(Afortunadamente) maduramos.
ResponderEliminar